RELIGIÓN Y COMUNISMO:
DESDE
“Los principios sociales del cristianismo han
tenido dieciocho siglos para desenvolverse y
non necesitan de que un Consejero Consistorial prusiano
venga ahora a desarrollarlos.
Los principios sociales del cristianismo
justificaron la esclavitud en la antigüedad, glorificaron la servidumbre en
Los principios sociales del cristianismo
predican la necesidad de que exista una clase dominante y una
clase oprimida, y a esta última lo único que le ofrecen es el piadoso deseo de
que la clase dominante sea caritativa.
Los principios sociales del cristianismo
sitúan en el cielo la compensación que prometen los asesores del Consistorio
por todas las infamias, justificando así la continuidad de estas infamias en la
tierra.
Los principios sociales del cristianismo
declaran que todos los actos viles de los opresores contra los oprimidos
constituyen bien un justo castigo por el pecado original u otros pecados, bien
pruebas a las que el señor, en su sabiduría infinita, supedita la redención.
Los principios sociales del cristianismo
predican la cobardía, el desprecio de uno mismo, la humillación, sumisión y
humildad; en suma, todas las virtudes del populacho, y el proletariado, que no
permitirá ser tratado como chusma, necesita más su valentía y autoestima, su
orgullo y sentido de la independencia que el pan que come.
Los principios sociales del cristianismo son
cobardes e hipócritas, y el proletario es revolucionario”.
[Karl Marx, “El Comunismo del Rheinischer
Beobachter”]
Antepuesta
Durante la cumbre del
“G-
Se ha tratado de una
empalagosa tentativa de
Sin duda el Vaticano es
una potencia financiera internacional alineada con todos sus tentáculos
seculares (IOR, Opus Dei, conferencias episcopales, partidos y sindicados
católicos, medios de comunicación, escuelas y hospitales privados, fundaciones,
sociedades apostólicas, asociaciones, etcétera), contra el movimiento comunista
y obrero. Una poderosa organización reaccionaria con amplía base de masa, cuya
influencia y autoridad invierte actualmente acerca del 17% de la población mundial,
en particolar modo en América Latina, Europa y Filipinas.
Esta potencia, aunque
históricamente en posición defensiva y subalterna, sacudida por escándalos,
crisis y divisiones interiores, cada vez más lejos de la realidad social, sin
embargo sigue desarrollando - gracias a su aparato ideológico, a la estrecha
organización internacional, a la milenaria experiencia - una función relevante
en justificar y respaldar el sistema basado sobre la propiedad privada de los
medios de producción, asì como en el debilitar y dividir la resistencia de las
masas frente a la brutal ofensiva capitalista. Por tanto la oligarquía
financiera necesita de su servicios.
La relación entre jerarquías Vaticane y burguesía
imperialista ha padecido ciertamente modificaciones después del derrumbamiento
del revisionismo al poder, en cuyo Woityla ejerció un papel importante. Las relaciones se han
complicado, han emergido fracturas y contrastes (ves en la primera guerra en
Irak), parcialmente reabsorbidos después del 11 de septiembre y el inicio de la
"guerra de civilización".
Hoy la crisis de hegemonía de los EE.UU. y el
destrozo económico devuelven aliento a la política del Vaticano, que apunta a
una re-evangelizacion del mundo afirmando posiciones intransigentes sobre los
"temas éticamente sensibles": familia, aborto, sexualidad, bioetica. Frente a los obstáculos
que encuentra, Ratzinger está intentando una convergencia con las cumbres
musulmanes reaccionarios (se vea el Foro islamo-católico desarrollado en
Vaticano en el 2008 y la posición tomada a la conferencia del Cairo).
La influencia que
Sucesivamente daremos a analizar algunos aspectos
de las recientes encíclicas de Ratzinger y en fin a delinear algunas cuestiones
de la lucha política para la resolución de la "cuestión vaticana",
que por su naturaleza es una cuestión internacional que será solucionada
definitivamente con el comunismo. Bien sabiendo que la parte fundamental del
trabajo de desarrollar para dar el “golpe de gracia” al poder temporal de
La religione como forma
de enajenación espíritual
La enajenación es condición indispensable por la existencia, por el
constituirse religiones: si faltara este
aspecto no habría dios y no existiría la religión; según la religión, en
efecto, el hombre para legitimarle moralmente a si mismo como persona tiene que
poner suraíz moral en otro de si puesto como Absoluto (dios) y relacionarse a
ello como una criatura suya.
En la religión la relación enajenada hombre-dios es el fundamento del
constituirse de la sociedad, de las relaciones interhumanas; todos los deberes
y derechos sociales que regulan las relaciones humanas son deducidos por la
relación enajenada hombre-dios.
De este discurso descienden dos consecuencias: 1) dios es un concepto
hipóstasis, es decir un concepto substantificado como realidad absoluta;
consecuentemente el problema de la existencia ontológica de dios es un problema
teoréticamente falto de sentido, ilegítimo; 2) la religión, en cuanto
enajenación, es una forma de humanismo negativo; el hombre, el mundo humano considerado en su
autonomía son ontologicamente negativos, soy el no ser y para tener valor moral
tienen que relacionarse a un Absoluto. La persona religiosa, en cuanta persona
enajenada, es una persona abstracta, metahistorica, pre-social.
Marx en el escrito Sobre la cuestión judía
subrayó este aspecto y localizó como condición emancipadora (humanismo
positivo) “la reducción del mundo
humano, de las relaciones, al hombre
mismo.”[2]
En el humanismo positivo marxiano el hombre se convierte en persona, individuo
humano viviente en el tiempo y por obra propia. La dimensión histórico-social no es el
resultado de la evolución natural, ni tiene su fundamento en una relación
vertical hombre-dios, pero es el resultado del trabajo como acto de
socialización que crea en la naturaleza las relaciones interhumanas y, en igual
tiempo, crea la distinción hombre-naturaleza: el nexo que une los hombres no es más
solamente biológico pero histórico-social y lo primero se inscribe en el
segundo.
Coherentemente Marx, en las Tesis
sobre Feuerbach, escribe: “Pero la esencia humana
no es algo abstracto inherente a cada individuo. Es, en su realidad, el
conjunto de las relaciones sociales.”.[3]
No existe por lo tanto para Marx una naturaleza humana metafísica o
metastorica. El ser humano se hace en la historia porque construyendo la
sociedad construye si mismo como persona, como valor universal. Persona
y sociedad son las polaridades de una actividad humana en devenir.
En la religión toda la problemática del sistema de los conceptos
morales es condicionada por su naturaleza enajenada; así, por ejemplo, en el cristianismo el
concepto de igualdad expresa una igualdad enajenada, abstracta, metahistorica;
el concepto de poder político, es decir la enajenación política, es legitimado
por Cristo en los Evangelios y de S.
Pablo en la Carta a los romanos
(concepción teocrática de la soberanía); siempre a través del recurso a dios es
legitimado por S. Pablo el concepto de sociedad clasista. 3) cada religión
tiene la pretensión de universalizarse, de ponerse, en la realidad histórica,
como la única religión verdadera. En particular en el cristianismo tal
pretendido se ha realizado en dos modos diferentes: mediante el enlace entre
enajenación religiosa y enajenación política sea en el mundo antiguo (imperio
romano) sea en el siglo XX (con el nazifascismo); o bien deveniendo él mismo
cristianismo enajenación política con la creación del poder temporal de los
papis, de
La igualdad religiosa es una
igualdad enajenada El
cristianismo de los orígenes afirma la igualdad moral de todos los hombres: “Porque todos ustedes son hijos de Dios por la fe en Cristo
Jesús, ya que todos ustedes, que fueron bautizados en Cristo, han sido
revestidos de Cristo. Por lo tanto, ya no hay judío ni pagano, esclavo ni
hombre libre, varón ni mujer, porque todos ustedes no son más que uno en Cristo
Jesus.”[4] La igualdad moral-religiosa entre
los hombres, teniendo su fundamento en dios, es decir fuera del hombre, es una
igualdad enajenada, abstracta y falta de valor universal en cuanto no les es
extendida a todos los hombres, pero tiene un valor particular: la igualdad queda limitada a los miembros de
la secta, es decir, en el caso del cristianismo, restringida a los solos
bautizados. Por la conciencia religiosa:
a) el principio moral de la igualdad enajenada (porque religiosa) y
abstracta (porque metahistorica) no entra en contradicción con las
desigualdades históricas; ellas en efecto no son proclamadas injustas y no son
deslegitimadas sobre el plano moral; b) las desigualdades sociales aparecen
marginales y constituyentes el accidentalidad de la existencia humana que
encuentra en cambio su verdadera dimensión, su concreto, su libertad, en la
vida religiosa organizada por
La
misma posición es remachada en
Este procedimiento de absolutización, en nombre de Cristo, de la
familia y de la sociedad esclavista lleva a una mistificación ideal: a) la familia esclavista, en efecto,
cristianizada según las enseñanzas de S. Pablo, en su concreto histórico,
siempre queda esclavista; b) la obra de subrepción tiene una importante
consecuencia para el esclavo. Su conciencia religiosa le oscurece la conciencia
del propio estado de sujeto enajenado y neutraliza la voluntad de una accion
concreta, directa a liberar el mundo histórico de la contradicción social en
que él oprimido vivas y a hacer surgir en el mundo histórico, en cuyo él
oprimido vivas, la igualdad social como concreta forma de vida y al mismo tiempo
inculca la esperanza de un más allá de liberación donde todos serán juzgados
según los propios méritos religiosos. Marx aclara bien este aspecto cuando
define la religión: “la queja de la criatura en pena, el sentimiento de un
mundo sin corazón y el espíritu de un estado de cosas embrutecido”;[10]
es justo este aspecto de la religión a inducirlo a definir la religión
narcotizo pueblo, porque la religión impide al sujeto enajenado de adquirir
conciencia de su ser social. Además la religión opio pueblo es la premisa
conceptual al concepto de la filosofía que transforma la crítica del cielo en
la crítica de la tierra, haciendo por tanto indivisibles los dos conceptos. En
conclusión Marx definiendo la religión opio del pueblo coge en su verdadera
esencia la función social de la enajenación religiosa.
La legitimación moral-religiosa
del rico
Un papel extremadamente importante tiene la concepción cristiana del
rico y de la riqueza privada.
Cristo devalúa metafísicamente la riqueza terrenal,[11]
invita los discípulos a no preocuparse de las riquezas terrenales, pone en
guardia a los discípulos contra el peligro que las riquezas representan. Tal
devaluación no empuja Cristo a declarar la riqueza terrenal en si pecado (y por
consiguiente a considerar al rico en cuánto tal pecador) ni a declarar la incompatibilidad
moral-religiosa entre el status de rico y el status de cristiano, sino Cristo
indica al rico el recorrido moral para tener también a él, como el pobre, la
recompensa metafísica en el más allá.
El rico, en su mismo interés metafísico, tiene que vivir la riqueza con
humildad. Es ejemplar, al respeto, un
trozo del Evangelio segun San lucas:
“Un hombre importante le preguntó: «Maestro bueno, ¿qué debo hacer para heredar
Cristo es creador de una concepción enajenada de la vida y conservador
de la enajenación social de su tiempo; considera
la realidad humana como habiente su sentido más profundo en el reconocimiento
del accidentalidad de la vida y en el suyo remitir a un principio transcendente
de la realidad histórica, dios, el reino de los cielos, es decir "él “más
allá de la verdad”[13]
como Marx lo definió; Cristo, cerrado en una concepción enajenada vida,
conserva la enajenación social, otorga legitimidad al rico, no ve que el rico
constituye la raíz histórica de la dicotomía rico-pobre y de la enajenación
social, proclama las víctimas de la enajenación social "feliz"[14]
y proyecta en el más allá la necesidad de justicia, en el reino de los cielos;
la religión es, como Marx observa, "el sol ilusorio que se mueve alrededor
del hombre", "la santificacion" de la "valle de
lágrimas", "el aroma espiritual" de un mundo enajenado, creadora
de una “felicidad ilusoria” y, por consiguiente, no conectando fenomenicamente
la realidad inhumana a la compleja estructura de la enajenación social y
política es de por si “la figura santificada de la enajenación del hombre.”
El límite de la religión - que no se pone el problema de la liberación
histórica del pobre pero plantea la emancipación interior, después de la
muerte, del alma - evidencia la abismal distancia que separa Marx de Cristo.
Marx, en efecto, considera la enajenación social como el mal moral; justo esta consideración lo induce a
considerar la historia de la humanidad hasta la edad de la burguesía
capitalista como prehistoria porque historia de formas históricas de
enajenación y a ver en el comunismo, que abroga la enajenación social, el
principio de la historia del hombre.
La inferioridad de la mujer,
"ayuda" del hombre
A. partir del discurso sobre el origen del hombre y de la mujer es
fijado el papel subalterno de la mujer con respecto del hombre. En efecto la
mujer no tiene valor por si mismo (en si) porque el valor del ser mujer no es
nunca independiente de lo que la mujer tiene que hacer por los otros.[15]
La mujer en la concepción cristiana encuentra su función principal en
el papel de mujer, madre, hermana, virgen, su sitio está en la casa porque está
allí que puede desarrollar su papel a ventaja de la familia; su valorización ocurre dentro de un cuadro de
referencia (la familia) dentro de una jerarquía de valores que continuamente le
dicen a la mujer que ella es subalterna y la hacen convertir un sujeto
enajenado.
En el Génesis se afirma
explícitamente que dios crea a la mujer para darle al hombre a “una ayuda
adecuata”; en las sagradas escrituras es echada a la mujer toda la responsabilidad
del pecado y ella es sometida al dominio del hombre;[16]:
hasta la tabla de precios por la valoración de las personas, fijada por dios,
confirma la desigualdad hombre-mujer y la inferioridad de este última: “El Señor dijo a
Moisés: «Habla en estos términos a los
israelitas: Si alguien ofrece como voto al Señor la suma equivalente a una
persona, se aplicará la siguiente tasación: Si es un varón de veinte a sesenta
años, la suma será de cincuenta siclos de plata, […]; y si es una mujer, la
suma será de treinta siclos. […] Si la edad es
de cinco a veinte años, la suma será de veinte siclos por un varón y de diez
por una mujer. […] Si la edad es de sesenta años en adelante, la suma será de
quince siclos por un varón y diez por
una mujer»”.[17]
También la cuestión de la virginidad de la mujer es inscrita en una jerarquía
de valores que subrayan la subalternidad de la mujer; según
La inferioridad de la mujer también persiste con el advenimiento del
cristianismo y a pesar de la proclamación de parte de Cristo de la igualdad,
(moral-religiosa, metafísica, abstracta, frente a dios del hombre y de la
mujer).[21]
S. Pablo les asigna a las mujeres, dentro de la familia cristiana, un papel
subalterno, caracterizado por la sumisión al marido, y proclama el principio
que el hombre es el jefe de la mujer. Así en
Mientras los maridos, según los dictámenes cristianos, tienen el deber
de querer a las mujeres, éstas tienen que estar “subjectas” o “sometidas” a sus
maridos.
Y
todavía S. Pablo que ha escrito, a propósito de la familia cristiana: “Sométanse los unos a los otros, por consideración a Cristo.
Las mujeres deben respetar a su marido como al Señor, porque el varón es la
cabeza de la mujer, como Cristo es
La inmoralidad de
Abraham que es el promotor, según el Evangelio de S. Luca, del árbol genealógico de Jesús se distinguió
por su reiterada inmoralidad, habiendo consolidado la costumbre de conceder los
favores de la mujer para conseguir en cambio ventajas de varia naturaleza.
[Abram] “Cuando estaba por llegar a Egipto, dijo a Sarai, su mujer: «Yo
sé que eres una mujer hermosa. Por eso los egipcios, apenas te vean, dirán: «Es
su mujer», y me matarán, mientras que a ti te dejarán con vida. Por favor, di que eres mi hermana. Así yo
seré bien tratado en atención a ti, y gracias a ti, salvaré mi vida». Cuando
Abram llegó a Egipto, los egipcios vieron que su mujer era muy hermosa, y los
oficiales de la corte, que también la vieron, la elogiaron ante el Faraón.
Entonces fue llevada al palacio del Faraón.En atención a ella, Abram fue
tratado deferentemente y llegó a tener ovejas, vacas, asnos, esclavos,
sirvientas, asnas y camellos. Pero el Señor infligió grandes males al Faraón
[…]. El Faraón llamó a Abram y le dijo: «¿Qué me has hecho? ¿Por qué no me
advertiste que era tu mujer? ¿Por qué
dijiste que era tu hermana, dando lugar a que yo la tomara por esposa? Ahí
tienes a tu mujer: tómala y vete».”[25]
Dios no censura sobre el llano moral al profeta Abraham, pero castiga a
las víctimas inocentes del engaño perpetradas por el alcahuete.[26]
Es aún dios, en los Salmos,
a inspirar el ruego que proclama la beatitud de quien cumple el infanticidio:
“¡Feliz el que tome a tus hijos [el
referimiento es a la hija de Babel] y los estrelle contra las rocas!”[27]
sobrevive uno o due giorni allora non sarà punito, poiché lo schiavo è
stato acquistato col suo denaro”;[32]
el dios de
El amor de dios, ha escrito
Ratzinger en la encíclica Deus caritas
est, es un amor universal: “Dio ama
al hombre [...]. Su amor, además, es un amor de predilección: entre
todos los pueblos, Él escoge a Israel y lo ama, aunque con el objeto de salvar
precisamente de este modo a toda la humanidad”.[34]
¿Pero el amor de dios es verdaderamente
universal? El cuento mítico de la Biblia[35]
demuestra que el amor de dios es un amor particular por su pueblo, el pueblo de
Israel; dios impone a su pueblo el deber religioso de practicar el exterminio
(el herem) contra los pueblos hostiles, contra los seguaces de religiones
diferentes del culto de Jahve, es decir contra la libertad religiosa
Las ferocidades criminales y el recurso al genocidio sobre orden
directo de dios son una constante en el Antiguo Testamento. Querríamos a
este propósito citar dos casos emblemáticos:
en los Números dios les impone a los "hijos de Israel"
el deber de exterminar los madianitas: “el Señor dijo a Moisés: «Tienes que vengar a Israel de los madianitas,
después irás a reunirte con los tuyos».. […]Ellos pelearon contra Madián, como
el Señor lo había ordenado a Moisés, y mataron a todos los varones.[…] Los israelitas
tomaron cautivas a las mujeres y a los hijos de los madianitas, y se llevaron como botín todos sus animales, sus rebaños y sus bienes.
Además incendiaron las ciudades donde ellos habitaban y sus campamentos.Luego
recogieron todo el botín – tanto hombres
El cristianismo de Cristo y el
cristianismo histórico conservan la enajenación política.
La distinción entre cristianismo de Cristo y cristianismo histórico de
decenios es sustentada por los católicos para no hacer recaer sobre Cristo la
raíz moral e ideológica de los crímenes cumplidos por el cristianismo histórico
organizado en
Las crueldades que se han realizado históricamente, se sostiene, son
debidas no a la enseñanza del Cristo
cuánto al hecho que
Cristo impide el formarse de una conciencia del estado de opresión,
paraliza cada posibilidad de construir un recorrido de emancipación política,
sustenta sujetivamente y objetivamente la enajenación política: “Dinos qué te
parece: ¿Está permitido pagar el impuesto al César o no?». Pero Jesús,
conociendo su malicia, les dijo: «Hipócritas, ¿por qué me tienden una trampa?
Muéstrenme la moneda con que pagan el impuesto». Ellos le presentaron un
denario. Y él les preguntó: «¿De quién es esta figura y esta inscripción?». Le
respondieron: «Del César». Jesús les dijo: «Den al César lo que es del César, y
a Dios, lo que es de Dios».”[40]
También S. Pablo, volviendo a llamarse a la enseñanza de Cristo según
que se tiene que dar “al César lo que es
del César, y a Dios, lo que es de”, legítima sobre el llano ético-religioso la
autoridad política (Cesare) y el imperio Romano; la conservación ideal y
práctica de la enajenación política y su consolidación emergen en S. Pablo en
total continuidad con cuánto enunciado por Cristo.
“Todos deben someterse a las
autoridades constituidas, porque no hay autoridad que no provenga de Dios y las
que existen han sido establecidas por él. En
consecuencia, el que resiste a la autoridad se opone al orden establecido por
Dios, atrayendo sobre sí la condenación.
Los que hacen el bien no tienen nada que temer de los gobernantes, pero
sí los que obran mal. Si no quieres sentir temor de la autoridad, obra bien y
recibirás su elogio. Porque la autoridad
es un instrumento de Dios para tu bien. Pero teme si haces el mal, porque ella
no ejerce en vano su poder, sino que está al servicio de Dios para hacer
justicia y castigar al que obra mal. Por
eso es necesario someterse a la autoridad, no sólo por temor al castigo sino
por deber de conciencia. Y por eso
también, ustedes deben pagar los impuestos: los gobernantes, en efecto, son
funcionarios al servicio de Dios encargados de cumplir este oficio. Den a cada
uno lo que le corresponde: al que se debe impuesto, impuesto; al que se debe
contribución, contribución; al que se debe respeto, respeto; y honor, a quien
le es debido”.[41]
La ilusión dogmático-fideistica
de la relación mondo divino - mundo histórico y natural
El problema de la metafísica de transcendencia es el problema de la
relación entre la realidad absoluta (dios, el mundo de las ideas) y el mundo
histórico y natural, es decir de la demostración de la derivación de este
último da la primera.
El cristianismo, en dos milenios de reflexión filosófico-teológica, no
ha sido capaz de proveer tal demostración. Eso no por un lapsus pero por un
intrínseco límite teóretico; es decir la
ipostatizzacion, la sustantificacion de dios implica la constitución de dos
mundos heterogéneos, aquel metafísico y aquel histórico, entre los quales no
puede existir ningún puente teóretico.
La encíclica Spe Salvi de Benedicto XVI localiza tal puente en la fe,
es decir en el albedrío individual, burocráticamente administrado por
Éste mezclarse inmediato de las dos realidades, éste trueque de la
speculación en empiria y de este última en la primera, caracteriza el
cristianismo como revolución intimista-religiosa, socialmente conservadora.
El mundo religioso, la civitas dei, no se puede cerrar en si
mismo como un mundo “puro” si no decadria en un mundo utópico, mítico,
abstracto; este mundo para no ser estéril contraposición al al mundo presente
tiene necesariamente que socializarse, tiene que realizarse en el presente que
no es un presente astorico, desetructurado, genérico pero es un presente
histórico, es decir historicamente estructurado.
Este mundo metafísico, en fin, tiene que hacerse historia, bajarse en
las estructuras históricas. Eso ha sido
hecho por S. Pablo, respecto al mundo antiguo, cristianizando el orden social
existente, es decir el sistema esclavista.
Justo para este Benedicto XVI lo indica a la humanidad como “un
paradigma destacado, de quien todos tenemos siempre mucho que aprender.”[43]
Escribe S. Pablo: “Que cada uno permanezca en el estado en que se
encontraba cuando Dios lo llamó. ¿Eras esclavo al escuchar el llamado de Dios?
No te preocupes por ello, y aunque puedas llegar a ser un hombre libre,
aprovecha más bien tu condición de esclavo. Porque el que era esclavo cuando el Señor lo
llamó, ahora es un hombre libre en el Señor; de la misma manera, el que era
libre cuando el Señor lo llamó, ahora es un esclavo de Cristo. ¡Ustedes han sido redimidos y a qué precio! No
se hagan esclavos de los hombres. Hermanos, que cada uno permanezca delante de
Dios en el estado en que se encontraba cuando fue llamado”.[44]
Y a Timoteo enseña que: “Que los esclavos consideren a sus dueños
dignos de todo respeto, para que el nombre de Dios y su doctrina no sean objeto
de blasfemia. Y si sus dueños son creyentes, que no los respeten
menos por el hecho de ser hermanos. Al contrario, que pongan mayor empeño en servirlos,
porque así benefician a hermanos queridos en la fe. Enseña todo esto, e insiste
en ello”.[45]
"La visión universalistica del Pablo cristiano" es una universalidad
intimista-moralística y su superposición moralística sobre las estructuras
históricas de sumisión (esclavismo) introduce en el hombre una escisión entre
la esfera subjetiva y aquella objetiva. En efecto en la esfera subjetiva - es decir sobre el llano moral - esclavo y
dueño son hermanos en Cristo y justo por este, dice Pablo, son todos
descendientes de Abraham.
La comunidad de los hermanos en Cristo - por la cual todos, siendo de
Cristo, son descendientes " de Abraham, herederos en virtud de la promesa”,[46]
y son “todos […] hijos de Dios por la fe
en Cristo Jesús”[47] -
en la esfera objetiva, en el ethos, se articula segun estructuras históricas de
sumisión (esclavistas) en la cuales los miembros de la comunidad se distinguen
en hermano "esclavo" y hermano "dueño" y lo primero es
utilizado objetivamente por el segundo como una cosa como un factor de
producción; el hermano esclavo, por su
parte, consciente que él y el hermano dueño son ambos hermanos en Cristo, tiene
que servir al hermano dueño con “con temor y respeto, sin ninguna clase de
doblez, como si sirvieran a Cristo;”,[48]
más bien, “que pongan mayor empeño en
servirlos, porque así benefician a hermanos queridos en la fe”.[49]
El intimismo fideistico por lo cual dueños y esclavos son hermanos en
Cristo tiene socialmente una función conservadora porque impone al esclavo el
deber de la obediencia al dueño, el deber moral de no luchar contra las
contradicciones reales de la sociedad esclavista.
Este límite orgánico del cristianismo es justificado por Benedicto XVI
en la encíclica Spe Salvi con la tesis que Cristo no "era un
combatiente por la liberacion politica” como Espártaco que, a suyo decir,
"traìa un mensaje social revolucionario [que] en lucha cruenta, fracasó”.[50]
Tal representación tiene un valor meramente polémico, es una representación ideológica, abstracta porque Cristo y Espártaco son considerados por Benedicto XVI fuera de la concreta situación histórica en la cual viven, es decir no son símbolos históricos pero polémicos: Espártaco histórico no tuvo como su objetivo la resolución revolucionaria de las contradicciones de la sociedad esclavista, por lo tanto no fue el portador de ningún "mensaje social revolucionario", pero fue el símbolo de una iniciativa humana libertadora del dominio opresivo imperialístico del imperio romano.
Viceversa Cristo es portador de una utopía religiosa de evasión de los
problemas y de las responsabilidades concretas de la vida que lo induce a
disolver, simplificar, deformar las problemáticas concretas de la realidad
histórica en un mundo metafísico-religioso antes que afrontarlas en la suyas
historicidad y proveer a su solución histórica.[51]
Cristo no tiene conciencia del sentido problemático y dialéctico de la
realidad histórica y, por consiguiente, le falta la energía éticamente
constructiva del mundo de los hombres. Cristo es condenado a hacer el moralista
del alma bonita que vive en el mundo no por el mundo pero para probar en ello
su pureza de hijo de dios dotado, justo por este, de poderes mágicos, para
hacerse por fin el salvador de una humanidad, según la mitología cristiana,
pecadora (en éste consiste "el opio del pueblo").
El obtuso dogmatismo de Benedicto XVI lo lleva a no comprender el
carácter parcial de una revolución intimista que se cierra en la prospectiva
religiosa de la relación a hombre-dios en el Edad Media sobre el plan empírico,
y en la doctrina del Nuevo Testamento sobre
el plan filosófico.
La moderna versión del moralismo
conservador: el pensamiento de Benedicto
XVI
También el principio moral de la caritas/agape, enunciado por
Benedicto XVI en la encíclica Deus caritas est, es decir del amor
vinculado a la evangelización tiene una función de conservación social, y en
particular de conservar el sistema capitalista: “los colaboradores que
desempeñan en la práctica el servicio de la caridad en
El conservadorismo social de
Frente al peligro de rotura de la cohesión social
capitalista y sus estructuras políticas Benedicto XVI propone de orientar “la
acción del hombre sobre la tierra, cuando está inspirada y sustentada por la
caridad, contribuye a la edificación de esa ciudad de Dios universal
hacia la cual avanza la historia de la familia humana”.[55]
La caridad en la verdad no sólo
no es una “fuerza impulsora del auténtico desarrollo de cada persona y de toda
la humanidad.”[56] pero es una verdadera
camisa de fuerza por la realidad histórica, se sustituye al concreto desarrollo
de las relaciones sociales, reconstruye arbitrariamente, adelanta
fantásticamente el desarrollo de la persona y de la umanidad.
En Benedicto XVI no pudo faltar el ataque contra el marxismo,
representado de modo caricaturesco y reducido a “teoría del empobrecimiento”: “Una
parte de la estrategia marxista es la teoría del empobrecimiento: quien en una
situación de poder injusto ayuda al hombre con iniciativas de caridad - afirma
- se pone de hecho al servicio de ese sisttema injusto, haciéndolo aparecer
soportable, al menos hasta cierto punto. Se frena así el potencial
revolucionario y, por tanto, se paraliza la insurrección hacia un mundo mejor.
De aquí el rechazo y el ataque a la caridad como un sistema conservador del
statu quo.”.[57]
En realidad la experiencia histórica nos demostra que la caridad es
irrelevante al fin de una revolución:
los profundos trastornos sociales que han caracterizado la historia del
Vigésimo siglo (pero también del Ochocientos) se han realizado sin padecer
ningún condicionamiento de las limosnas.
Además la irrelevancia de la caridad es absoluta, no sólo por cuánto
concierne las condiciones totales de vida de los pobres y de los oprimidos pero
también para el individuo desheredado que no ve alguna modificación sustancial
en la suya existencia y en la red de relaciones sociales y familiares que lo
concierne. La caridad tiene ciertamente a un alcance inhumano y obscurantista,
pero tal alcance concierne no la esfera práctica pero aquella de la moral.
El carácter moralmente inhumano de la caritas/agape cristiana no
reside en el hecho que ella contribuye a hacer más soportable un sistema injusto,
pero en el hecho que ella confiere universalidad al sistema capitalista. En efecto oscurece la toma de conciencia de
la pérdida de la función universal de la burguesía y oscurece la toma de
conciencia, de parte del proletariado, de su función histórica universal.
En efecto la burguesía, con la llegada y el desarrollo de la sociedad
industrial, realizándose como clase particular ha transformado los derechos
universales originariamente proclamados - libertad, igualdad, hermandad - en
privilegios de clase y ha creado a si misma la antítesis del proletariado que,
entrando en conflicto con la burguesía, se pone a su vez como universalidad humana, es decir asume
conciencia de la dialéctica histórica de clase.[58]
La superioridad ética (y teorética) del marxismo sobre la religión
cristiana reside en el hecho que ello, además de ser una filosofía de la
crisis, es, sobre todo, una filosofía de la superación de la crisis, de la
humanización histórica, y no mítica, de la civilización humana.
Con el marxismo los valores de la civilización burguesa en crisis, de
que lo existente humano es hijo, no son conservados y cristianizados, pero
negados en su universalidad, por su contenido particular de clase, y heredados,
innovados, liberados y concretados en un contenido radicalmente nuevo,
auténticamente revolucionario.
Saber dogmático y materialismo
histórico
“La comparación entre Jesús y la
figura mitológica de Prometeo, […] recuerda
un aspecto característico del hombre moderno. ,
[…] El ser humano hoy se afirma a
sí mismo como dios y quiere transformar el mundo, excluyendo, dejando a un lado
o incluso rechazando al Creador del universo. El hombre ya no quiere ser imagen
de Dios, sino de sí mismo; se declara autónomo, libre, adulto”.[59]
Hay un error conceptual en la afirmación del pontífice: la valorización autónoma del hombre no
significa que el hombre quiere ser dios;
al revés quiere ser imperfecto, recobrar la misma humanidad. Pero no
sólo. Ratzinger expresa su polemica contra
para un hombre espiritualmente vivo, que quiere ampliar sus horizontes,
que critica sus errores, que rechaza de buscar consuelo en la transcendencia
pero, al revés, se hunde en lo que es histórico, empírico, real, conocible. El
hombre que rechaza de volverse nostálgicamente hacia un mundo sobresensible,
que rechaza cada reducción metafísica del mundo tumultoso y contradictorio de
la experiencia humana a un mundo que adquiere valor solo por virtud divina es
condenado sin reservas por el pontífice romano.
Aquí está el choque entre el saber dogmático-metafísico, del que es
alférez el actual pontífice y el saber crítico, dialéctico de que el
materialismo histórico es la expresión más coherente y riada. El materialismo
histórico, rechazando de moverse en una inexistente esfera de verdades extra-temporales
y extra-historiadoras, se mueve en la historia para liberar el hombre de cada
forma de servidumbre histórica, para pasar del hombre necesitado de la
necesidad y de la pertenencia a una clase y de la lucha de clase a una sociedad
de hombres libres, que desarrollan su personalidad de modo abierto, sin límites
de carácter económico y clasista. Esta transición del hombre extrañado al
hombre libre de desarrollar su personalidad y reconciliado en el mundo es
garantizada por el triunfo de la racionalidad humana. Es justo esta a crear el
orden planificado de la sociedad y a encontrar los instrumentos más idóneos
para traducirlo en la realidad. Ninguna conciliación puede ser, por lo tanto, con
quien representa otra vez hoy un pensamiento anticuado que todavía piensa en
términos absolutos y eternos en lugar de relativos e históricos, que quiere
vivir en una realidad deproblematizada en que las certezas perentorias
reemplazan los problemas, que simplifica la realidad histórica coartándola
dentro de infantiles esquemas de bien y mal, auténtico y falso, como es usual
ser papa Benedicto XVI.[60]
Cómo comunistas italianos somos bien conscientes
de tener de frente un bastión de la reacción mundial, una formidable fuerza
política e ideológica anticomunista.
Es de toda evidencia que en Italia la cuestión
religiosa tiene un relieve diferente de los otros países. No se puede, en
efecto, olvidar la doble soberanía sobre un mismo territorio estatal realizada
con los Concordatos - religiosamente respetados por los revisionistas - que
comportan el empleo sistemático de Italia por los intereses de la potencia
vaticana; las financiaciones a las actividades de
Tan menos podemos subvalorar el hecho que
Después del ascensión de Ratzinger al trono
pontificio, si tiene intensificado la agresión multilateral de
En nuestro país la injerencia política de la casta
católica crece a medida que la decadencia económica procede, y la burguesía –
incapaz de resolver los problemas sociales - cede constantemente posiciones a
las jerarquías vaticane. En cambio consigue el sostén activo de
Sobre el plan de las reivindicaciones políticas,
llamamos al lucha a todos los trabajadores sobre algunos objetivos
indispensables: abolición de los Pactos Lateranenses (firmado por Mussolini);
ningun financiamento al Iglesia y fuerte taxation de todos los bienes de los
entes religiosos y el restitución de los atrasos; completa separación de las
iglesias del Estado; una ciencia y una
escuela libre de condicionamiento de todas las confesiones religiosas; la
reivindicación que la "multinacional Vaticano" tiene que pagar la
crisis cómo los patrones y los ricos!
En el campo de la lucha inmediata damos
importancia a la denuncia política de las responsabilidades del Vaticano y de
En nuestro programa general afirmamos que con el socialismo la pesada
herencia de la ideología reaccionaria y clerical, será destruida.
El Estado socialista para el qual luchamos regulará sus relaciones respecto
a
Con la toma del poder politico de
parte de la clase obrera y de sus aliados serán declarados nulos y sin efecto
los Concordatos y los varios acuerdos estipulados por la burguesia con las
confesiones religiosas. El territorio del Estado de
Todas las propriedades pertenecientes a las
instituciones religiosas serán expropiadas sin indemnización. Los privilegios
económicos, sociales y fiscales del clero serán suprimidos. Los ciudadanos
tendrán el derecho a profesar libremente su fe religiosa y de practicar los
cultos, tal como será asegurada la libertad de propaganda atea. No será
admitida la propaganda religiosa a fines políticos, y será eliminada cada
influencia de las religiones en las escuelas de cada orden y grado.
Agosto 2009
Plataforma Comunista de
Italia
(Unidad y Lucha, n. 19,
octubre 2009)
[1] Benedicto XVI, Caritas in veritate, par. 78.
[2] K. Marx, Sobre la cuestión judía.
[3] K. Marx, Tesis sobre Feuerbach.
[4] S. Pablo, Carta
a los Galatos 3, 26-28.
[5] K. Marx, Critica de la filosofia
del estado de Hegel.
[6] S. Pablo, Carta a Tito, 2, 9-10.
[7] El texto de S. Pablo (Carta a los Efesinos 6, 5 -9), continúa con la usual aserción de la igualdad abstracta de esclavos y dueños delante de Dios: “Y ustedes, patrones, compórtense de la misma manera con sus servidores y dejen a un lado las amenazas, sabiendo que el Señor de ellos, que lo es también de ustedes, está en el cielo, y no hace acepción de personas.”.
[8] S. Pablo, Carta a los Colosenses, 3, 22-25.
[9] Ivi, 4, 1.
[10] K. Marx, Critica a la filosofía del derecho de Hegel.
[11] Se vea, en cuanto a esto, el Evangelio segun San Mateo: “Jesús dijo entonces a sus discípulos: «Les aseguro
que difícilmente un rico entrará en el Reino de los Cielos. Sí, les repito, es
más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja, que un rico entre en el
Reino de los Cielos».” (19,23-24)
[12] Evangelio segun San lucas, 18, 18-23. Análogamente Cristo enfatiza metafísicamente la limosna y su convenientismo ultramundano: “Jesus habla: «Cuando tú des limosna, que tu mano izquierda ignore lo que hace la derecha, para que tu limosna quede en secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará»”. (Evangelio segun San. Mateo, 6, 3-4).
[13] K. Marx, Critica a la filosofía del derecho de Hegel.
[14] Cfr. Evangelio segun S. Luca, 6, 21-25
[15] En el Génesis es escrito: “Después dijo el Señor
Dios: «No conviene que el hombre esté solo. Voy a hacerle una ayuda adecuada».
[…] Entonces el Señor Dios hizo caer sobre el hombre un profundo sueño, y
cuando este se durmió, tomó una de sus costillas y cerró con carne el lugar
vacío. Luego, con la costilla que había sacado del hombre, el Señor Dios formó
una mujer.” (Génesis, 2, 18-22).
[16] “ «Y dijo al hombre: «Porque hiciste caso a tu mujer y comiste del árbol que yo te prohibí, maldito sea el suelo por tu culpa. Con fatiga sacarás de él tu alimento todos los días de tu vida. El te producirá cardos y espinas y comerás la hierba del campo. Ganarás el pan con el sudor de tu frente, hasta que vuelvas a la tierra, de donde fuiste sacado. ¡Porque eres polvo y al polvo volverás!».” (Genesis, 3, 17-19).
“Y el Señor Dios dijo a la mujer: «Multiplicaré los sufrimientos de tus embarazos; darás a luz a tus hijos con dolor. Sentirás atracción por tu marido, y él te dominará».” (Genesis, 3, 17-19)
[17] Levitico 27, 1-8.
[18] Se vea, en cuanto a esto, el Deteuronomio 22, 13, 19.
[19] Es el caso de Dina hija de Giacobbe, violada por Sichem, hijo de Hamor (se vea a tal propósito el Génesis 34,1).
[20] Asì en el Genesis,
( 16, 1) quando
Sarai, mujer estéril de Abram da al
marido la sirva Agar para conseguir a un hijo que consideraba suyo, emerge todo
el desprecio de la sirva para su dueña en consecuencia de su esterilidad: “Sarai,
la esposa de Abram, no le había dado ningún hijo. Pero ella tenía una esclava
egipcia llamada Agar.Sarai dijo a Abram: «Ya que el Señor me impide ser madre,
únete a mi esclava. Tal vez por medio de ella podré tener hijos». Y
Abram[…] se unió con Agar, y ella
concibió un hijo. Al ver que estaba embarazada, comenzó a mirar con desprecio a
su dueña.". El caso de Sarai se repite con Rachele y Lea (Genesis, 30). La misma concepción le es
representada en el Primer libro de Samuel
(1, 1-20, y en el Evangelio según S. Luca (1, 36 -37).
[21] Abstracta porque no modifica la concreta realidad histórica de la estructura jerárquica dentro de la familia cristiana.
[22] S. Pablo, Primera carta a los Corintios, 11, 3-8.
[23] S. Pablo, Carta a los Efesinos, 5, 21-25.
[24] S. Pablo, Carta a los Colosenses, 3, 18-19.
[25] Genesis 12, 10-19.
[26] Abraham fue reincidente e insistió a hacer prostituir a la mujer; como en el caso anterior dios persiguió a las víctimas inculpables de sus innobles engaños. “Abraham […] fue a Guerar, para quedarse allí por un tiempo.
2 Abraham decía de Sara, su esposa: «Es mi hermana». Entonces Abimélec, el rey de Guerar, mandó que le llevaran a Sara. Pero esa noche, Dios se presentó en sueños a Abimélec y le dijo: «Tú vas a morir a causa de la mujer que has tomado, porque es casada». Abimélec, que no había convivido con ella, le respondió: «Señor mío, ¿vas a quitarle la vida a una persona inocente? ¿Acaso su marido no me dijo que era su hermana? ¿Y ella no lo confirmó, diciendo que él era su hermano? Yo lo hice de buena fe y con las manos limpias». Dios le respondió durante el sueño: «Ya sé que lo hiciste de buena fe. Por eso, yo mismo evité que pecaras contra mí, impidiendo que la tocaras. Pero ahora, devuélvele la mujer a ese hombre. El es un profeta, y va a interceder en tu favor, para que salves tu vida. Si no se la devuelves, ten la plena seguridad de que morirás, tú y todos los tuyos».
[27] Salmos, 137, 9.
[28] Levitico, 20, 13.
[29] Levitico, 20, 18.
[30] Se vea, en cuanto a esto, Exodo y Levitico en El antiguo Testamento.
[31] Cfr. Exodo 21, 12.
[32] Exodo, 21, 21.
[33] Exodo, 21, 22.
[34] Benedicto XVI, Deus
caritas est, 9.
[35] Cfr. en cuanto a esto: Numeros 31,
1-4; Josuè 6, 17 y 10, 40.
[36] Numeros, 31, 1-18.
[37] Josuè, 10, 40.
[38] Levitico, 25, 42-46.
[39] Es decir comprometida con el poder político.
[40] Evangelio
según S. Mateo, 22, 17-21. El pensamiento de Cristo es prometido en el Evangelio según S. Marco: «Maestro,
sabemos que eres sincero y no tienes en cuenta la condición de las personas, porque
no te fijas en la categoría de nadie, sino que enseñas con toda fidelidad el
camino de Dios. ¿Está permitido pagar el impuesto al César o no? ¿Debemos
pagarla o no?». Pero él, conociendo su hipocresía, les dijo: «¿Por qué me
tienden una trampa? Muéstrenme un denario». Cuando se lo mostraron, preguntó:
«¿De quién es esta figura y esta inscripción?». Respondieron: «Del César». Entonces Jesús les dijo: «Den al César lo que
es del César, y a Dios, lo que es de Dios». (12, 14-17).
[41] S. Pablo, Carta a los romanos, 13, 1-7.
[42] Benedicto XVI, Spe Salvi par. 7.
[43] Benedetto XVI, Audiencia general del 2 de
julio 2008,
in:www.vatican.va/holy_father/benedict_xvi/audiences/2008/documents/hf_ben-xvi_aud_20080702_it.html .
[44] S. Pablo, Primera carta a los Corintios 7, 20, 23.
[45] S. Pablo, Primera carta a Timoteo, 6,2.
[46] S. Pablo, Carta a los Galatos, 3, 29.
[47] Ibid., 3, 26.
[48] S. Pablo, Carta a los Efesinos, 6,5.
En
[49] S.Pablo, Primera carta a Timoteo, 6,2.
[50] Benedicto XVI, Spe salvi, par. 4.
[51] Ésta es la traducción en términos teóreticos de “la queja de la criatura en pena suspiro de la criatura oprimida” de la cual Marx habla en Crítica de la filosofía del derecho de Hegel.
[52] Benedicto XVI, Deus caritas est,
par. 33.
[53] Ibidem, par. 31.
[54] Benedicto XVI, Caritas in veritate, par. 32
[55]Ibidem, par. 7.
[56] Ibid. par. 1.
[57] Benedicto XVI, Deus caritas est,
par. 31.
[58] Es la dialéctica de clase el terreno de lo concreto de la acción y por tanto el criterio de moralidad, es decir de una eficacia universal de la acción.
[59] De la homilía pronunciada por Benedicto XVI el 30 de mayo 2009.
[60] Cfr., en cuanto a esto, Benedicto XVI, Caritas in veritate, par. 9.