Conferencia Internacional de
Partidos y Organizaciones Marxista Leninistas – CIPOML
En un marco de fraternidad y camaradería
revolucionarias se ha reunido en Europa la Conferencia Internacional de
Partidos y Organizaciones Marxista Leninistas. Esta reunión, efectuada los
primeros días del mes de noviembre, analizó el desarrollo de la crisis
económica del sistema capitalista y la situación internacional y concluyó
definiendo algunas tareas que los marxista leninistas nos comprometemos a
impulsarlas en cada uno de los países en los que actuamos.
La crisis económica del sistema
capitalista-imperialista es de carácter general, es fruto de la naturaleza de
este sistema vigente e históricamente no puede ser resuelta si no se pone fin
al sistema que la ha engendrado y si en su lugar no se construye la sociedad de
los trabajadores: el socialismo.
A despecho de lo que señalan los analistas y economistas burgueses, en el sentido de que la crisis ha tocado fondo y se experimenta un proceso de recuperación económica, los indicadores respectivos manifiestan que ésta se mantiene, sigue presente con mayor intensidad en las economías capitalistas más desarrolladas, pero también en los países dependientes. En unos y otros, los trabajadores y los pueblos son sus principales víctimas.
Las propuestas que la burguesía experimenta en
cada uno de los países para sortear la crisis tienen como elementos comunes el
propósito de descargar sus efectos sobre las espaldas de los trabajadores y los
pueblos; ejercita planes que combinan medidas de índole neoliberal con algunas
conocidas como proteccionistas e intervencionistas que han hecho creer en el
retorno del keynesianismo. Todas ellas buscan defender al gran capital y a sus
propietarios, a los grandes grupos financieros e industriales.
Decenas de miles de trabajadores engrosan hoy las
filas de los desocupados, otros tantos campesinos han debido abandonar sus
tierras en busca del pan, encontrando en el mejor de los casos el mundo del
subempleo y la migración, la pobreza y la desesperanza. Los trabajadores no son
los causantes de la crisis y no tienen por qué pagar sus consecuencias. ¡Que la
paguen las potencias imperialistas, los propietarios de los bancos y las
industrias, los dueños del capital que son sus responsables!
El hambre va en desfile en varios puntos del mundo
mientras las potencias imperialistas destruyen las economías de los países
dependientes, saquean sus recursos naturales, especulan con los precios de los
alimentos y materias primas y provocan el atraso y estancamiento.
Hoy los jóvenes enfrentan problemas más agudos que en el pasado, las dificultades para encontrar un empleo son mayores al igual que para continuar con sus estudios. En todas partes se incrementa el número de los sin abrigo, hombres y mujeres que tienen por hogar las calles y plazas de las ciudades.
En los países imperialistas sus gobiernos
promueven acciones y leyes que suscitan la xenofobia y criminalizan la
migración, como es el caso de la Directiva de la Vergüenza aprobada por el
Parlamento Europeo. Reivindicamos el derecho de los migrantes a laborar en
donde ahora viven y junto al proletariado de esos países gritamos ¡Ellos
trabajan aquí, ellos viven aquí, ellos se quedan aquí!
La fascistización y el establecimiento de estados
policiales están entre las medidas adoptadas por el capital financiero para
enfrentar la crisis, asegurar su dominio económico y político y enfrentar el
descontento de los trabajadores y los pueblos.
En el contexto de la crisis las potencias
imperialistas buscan saldar cuentas agudizando así la confrontación inter
imperialista e incrementando el peligro de guerra. De hecho, la presencia de
sus tropas militares en diversas regiones del planeta responde al propósito de
conquistar nuevos mercados, de provocar un nuevo reparto del mundo. ¡Los
pueblos no financiaremos ni participaremos en esas guerras!
El desenfrenado afán de enriquecimiento de la
burguesía internacional, el propósito de los monopolios por dominar el mercado
y el mundo han provocado la destrucción del medio ambiente y ahora juegan con
encontrar medidas de protección ambiental. Las recetas de los “econeoliberales”
para enfrentar este problema son una farsa; apoyamos las movilizaciones
populares que denuncian a los auténticos responsables de la crisis ambiental y
levantan propuestas alternativas que cuestionan al capitalismo como responsable
directo de este mal.
El descontento de los trabajadores y los pueblos
frente a los efectos de la crisis va en aumento y toma la forma de movilización
de masas. Sus banderas flamean cada día con mayor fuerza en todos los
continentes y en esos combates participamos los marxista leninistas invitando a
los trabajadores a luchar para acabar con el mundo del capital.
Junto a ellos combatimos para poner fin a los despidos
masivos y a la flexibilización laboral que aplica el trabajo temporal; para que
se reduzca la jornada laboral y se otorgue dos días de reposo por semana sin
disminuir el salario; para que se establezca un salario mínimo decente para
todos los sectores o se garanticen indemnizaciones que cubran las necesidades
básicas de los parados; para que se respete e impulse la contratación colectiva
y se asegure la aplicación de sus derechos, particularmente el derecho al
trabajo; para que los servicios públicos lleguen a los más pobres y no se los
privatice, para que se brinde salud y educación gratuitas; para que los sin
papeles puedan trabajar en donde viven.
Esas reivindicaciones las levantamos de cara a los
efectos de la crisis del sistema, mas es un imperativo insistir que solo la
revolución social del proletariado pondrá fin a este mal endémico del
capitalismo. Quienes sostienen que es posible enfrentar la crisis y precautelar
los derechos de los trabajadores regulando de mejor manera las relaciones laborales
o democratizando las relaciones internacionales ¡mienten! Buscan precautelar
los intereses de los grupos empresariales, industriales y financieros.
El capitalismo vive una gran crisis, es cierto. La
más grave y aguda conocida por la humanidad en estos últimos ochenta años; sin
embargo, no por ello el capitalismo está por expirar, tiene aún posibilidades
de recuperarse. Pero la fortaleza de los trabajadores y los pueblos es mayor si
unimos nuestras fuerzas para derribarlo.
Los marxista leninistas tenemos el compromiso de
llevar a la victoria la revolución social del proletariado, para cumplir
exitosamente esa tarea trabajamos por unir a todos aquellos sectores sociales y
políticos interesados en combatir en contra de la dominación y opresión política
y social, por conquistar la libertad y la independencia. La historia será
testigo de que podremos hacerlo.
Noviembre
2009